Por qué la biofilia es más importante que nunca en las instituciones educativas

Las personas pasan entre el 80% y el 90% del tiempo en espacios cerrados. Esto no siempre fue así: en el pasado la relación del hombre con la naturaleza era continua. Hoy la vida urbana ha roto esos lazos.  El diseño biofílico busca recuperarlos. En las instituciones educativas el diseño biofílico incorpora elementos naturales para reconectar a estudiantes y docentes con la naturaleza y promover un mejor aprendizaje y desempeño.  Pero el diseño biofílico es más que incluir plantas en espacios arquitectónicos. Es también luz natural, materiales y texturas naturales o inspirados en la naturaleza, agua, corrientes de aire, peceras y sonidos de la naturaleza, entre otros elementos. La atracción de las personas por la naturaleza es la clave para crear ambientes confortables. Beneficios de incorporar el diseño biofílico en los espacios educativos Promueve bienestar y reduce el estrés El estrés suele ser un problema para muchos estudiantes. Sus causas principales son las evaluaciones, la carga horaria y de trabajo, el estilo de vida, la competencia y la exigencia de los cursos. Si a un espacio cerrado se le incorporan ventanas con vistas a un jardín o a techos verdes se crea un entorno en el que los estudiantes pueden fijar su atención en árboles o vegetación, por ejemplo. Esta acción relaja los músculos de los ojos y modera la fatiga cognitiva.  Ver escenas naturales estimula una porción más grande de la corteza visual y dispara más receptores de placer en el cerebro que ver escenas artificiales. Esto potencia conduce a una recuperación más rápida del estrés, de acuerdo con el estudio 14 Patterns of Biophilic Design, de Terrapin Bright Green, empresa de consultoría ambiental y planificación estratégica comprometida con la mejora del medioambiente. Asimismo, el estrés es menor entre niños que viven rodeados de vegetación, según la investigación Nearby Nature: A Buffer of Life Stress Among Rural Children, de los psicólogos ambientales Wells y Evans. Aumenta la concentración La biofilia en los entornos educativos puede también aumentar la concentración de los estudiantes y de los docentes. Hace ya tres décadas, los psicólogos ambientales Rachel y Stephen Kaplan confirmaron que el contacto directo e indirecto con la naturaleza reducía la fatiga mental y recuperaba la atención. Su hallazgo fue reafirmado en 2002 por los investigadores Taylor, Kuo y Sullivan en Views of nature and self discipline: Evidence from inner city children. En este estudio examinaron cómo los niños expuestos a vistas de la naturaleza eran más autodisciplinados, puesto que eran capaces de concentrarse mejor y de retrasar la gratificación. Además, Taylor y Kuo, en una investigación posterior, también determinaron que los síntomas de déficit de atención pueden reducirse en actividades que se llevan a cabo en espacios verdes. Mejora el rendimiento estudiantil La ubicación de las aulas, el ruido, la luz, la temperatura o la calidad del aire en los espacios influyen en el 25% del rendimiento académico, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Salford (Inglaterra) en 2015. La velocidad de aprendizaje, en particular, puede aumentar entre 20% y 26% con la exposición a la luz natural, según el estudio de Wells y Evans. La biofilia también puede aumentar la productividad de los estudiantes por otras razones. Wells y Evans señalan que incorporar elementos naturales a los espacios puede aumentar la asistencia en 3,5 días al año, y entre 5% y 14% los puntajes de las pruebas. En particular, incorporar plantas puede optimizar el rendimiento en ortografía, matemáticas y ciencias entre un 10% y 14%, según la investigación Plants in the classroom can improve student performance, publicada en 2010. Cómo incorporar el diseño biofílico en las instituciones educativas El diseño biofílico se puede incorporar en las instituciones educativas de muchas formas. Sin embargo, es fundamental elegir los elementos adecuados para cada espacio; de no ser así, en lugar de fomentar la concentración, podrían convertirse en elementos distractores. Para entender mejor cómo incorporar de forma correcta el diseño biofílico en las instituciones educativas, conversamos con Alejandra Arce, directora de Diseño de AEI Spaces.  Arce asegura que la incorporación de la biofilia depende de quién sea el protagonista en cada espacio. Así se puede determinar qué elementos naturales y en qué cantidad se incorporan. En un salón de clases, por ejemplo, la atención de los estudiantes debe estar concentrada en las dinámicas de la clase, en los estudiantes o en la persona que dirige las sesiones. En este caso, los elementos naturales no deben ser los protagonistas, sino propiciar la atención. Los arquitectos pueden comprender qué se necesita en cada espacio y elegir el diseño con elementos biofílicos más adecuados. Gracias a su formación y experiencia pueden saber qué materiales y acabados son los más apropiados, en qué lugar serán más beneficiosos y cuáles elementos naturales vivos incorporar, entre otros.  La directora de Diseño de AEI Spaces sostiene que la biofilia no solo implica incorporar elementos reales y naturales a los espacios. La relación con la naturaleza también se puede establecer con materiales como alfombras, recubrimientos de muros y mobiliario que ofrezca a los usuarios texturas y acabados que recuerdan lo natural. Arce recomienda perder el miedo a incorporar lo natural en los espacios interiores. Si bien algunos elementos biofílicos requieren mantenimiento, es menos complicado de lo que se piensa.  “Hay una evolución enorme en materiales. Por ejemplo, existen musgos inmortalizados que requieren bajo mantenimiento; también hay vegetación de poco consumo de agua… Así que hay opciones que no requieren mantenimiento y otras en las que el cuidado es mínimo. A veces se pierde la oportunidad de explorar y de incorporar esos materiales por desconocimiento. Por ello lo mejor es asesorarse con los expertos”. Conclusiones Para 2050 el 68% de la población mundial vivirá en ciudades, según la Organización de las Naciones Unidas. Por ende es más probable que las personas estén cada vez más distanciadas de la naturaleza. Con el diseño biofílico en los centros educativos y en otros espacios se puede conseguir un equilibrio entre la vida moderna y lo natural para favorecer la productividad,

Salones modernos: cómo influye el diseño en el rendimiento académico

Un diseño moderno del salón de clases puede mejorar el rendimiento académico hasta un 25%, indican la página web especializada en educación Flocabulary.com y la Universidad de Salford (Inglaterra). En el área de la pedagogía se buscan constantemente herramientas para potenciar el rendimiento de los alumnos. Tradicionalmente, estas herramientas han servido para mejorar actividades como programar exámenes, mejorar los métodos de enseñanza y recompensar las altas calificaciones, entre otras.  Ahora bien, varias investigaciones han demostrado que el diseño de las aulas también tiene un papel crucial en el rendimiento de los estudiantes. En efecto, los estudiantes de diferentes niveles educativos se desempeñan mejor cuando sus salones poseen: Cromatismo motivador Objetos estratégicamente distribuidos  Acceso a entretenimiento y tecnología Todo ello acompañado de “innovadores programas de formación educativa que amalgaman la infraestructura y el mobiliario con las necesidades de cada grupo académico”, precisa Ángela Meneses, arquitecta y socia directora de AEI Spaces.  El cromatismo motivador en las aulas La paleta de colores de los salones influye en el comportamiento de los estudiantes, indica un estudio de la Universidad Creighton (Estados Unidos). Así, los colores ‘frescos’ (celestes, amarillos, verdes claros) producen sensación de libertad y buen humor.  Estos resultados concuerdan con el estudio que la Universidad de Salford (Inglaterra) efectuó en 2017 sobre la relación entre el diseño de las aulas y el rendimiento académico. Los resultados mostraron que el cambio de ciertas condiciones del salón, como los colores y la iluminación, mejoran hasta un 25% el rendimiento académico. Pero si un espacio no está bien iluminado, los beneficios de los colores ‘frescos’ no serían de consideración. Esta idea también la sostiene la plataforma especializada en educación SteelCase Education: la luz natural en los salones produce efectos psicológicos y físicos positivos en los alumnos.  Redistribución de espacios y objetos En un salón hay objetos indispensables para las actividades académicas: pupitres, pizarras, proyectores, etc. Su distribución clásica es el docente en un extremo del salón y los estudiantes en pupitres alineados en filas. Lo que se suele ignorar es que ese orden puede convertirse en un factor desmotivador para el aprendizaje.  Sin embargo, las aulas modernas ya no pueden tener la misma infraestructura que hace un siglo: una distribución arcaica de objetos y espacios tiene repercusiones negativas en el aprendizaje. Así lo indicó en 2019 la plataforma Universita.net, a partir de las investigaciones que las universidades de Washington y California Berkeley (Estados Unidos) realizaron sobre este tema.  En su lugar, un aula moderna debe ser espaciosa; los pupitres, las pizarras y otros elementos no deben estar excesivamente juntos y dar la sensación de agobio.  Al respecto, en una entrevista publicada en el sitio web de Fundación Telefónica, expertos en arquitectura de la Universidad CEU (España) cuestionaron la distribución tradicional de los objetos en los salones. Las aulas cerradas con pupitres y pizarras atornilladas solo promueven la lección magistral y dificultan la interacción entre estudiantes y docentes. “Las aulas tradicionales fueron hechas para priorizar la unilateralidad de la enseñanza magistral. Perjudican la interacción y una posible educación más personalizada”, resalta la arquitecta Meneses.  La Universidad de Holanda es un ejemplo contrario a la distribución tradicional. Gracias a su estratégico diseño que prioriza los ambientes abiertos, se puede experimentar con nuevas formas de ordenar el mobiliario. En lo que respecta a sus aulas, habitualmente se reorganizan los pupitres y se incluyen sofás que brindan comodidad de alumnos y profesores.  Además, estos espacios abiertos en zonas comunes pueden mejorarse con elementos biofílicos (pequeños jardines, mini huertas, macetas, etc.), afirma la arquitecta Meneses.  Salones lúdicos y con predisposición tecnológica Los salones modernos son espacios lúdicos y tecnológicos.  Un salón lúdico posee mobiliario con el que los alumnos y profesores pueden realizar actividades de innovación, creatividad y desconexión. Estos elementos (muebles, sofás, toboganes, entre otros) contribuyen a que, mediante la recreación y el descanso, se potencien la enseñanza y el aprendizaje. Tales criterios los pone en práctica la red de escuelas de la Fundació Jesuïtes Educació, en Cataluña (España), cuyas aulas poseen coloridos pupitres y sofás para leer; también objetos como juguetes de madera y peluches, que impulsan nuevas maneras de aprender. Además, los centros educativos pueden convertir los espacios lúdicos en extensiones del aula, observa Meneses. “Los polideportivos, los parques infantiles, así como las zonas comunes, las plazas y las escaleras, podrían dejar de ser simples espacios de entretenimiento o de tránsito: se convertirían en áreas acondicionadas para un aprendizaje dinámico”, señala.  La Universidad Tecnológica de Múnich (Alemania) ha llevado adelante proyectos semejantes. En sus ambientes suele haber toboganes y mullidos sofás para que los docentes y los alumnos tengan pequeños momentos de desconexión en medio de la rutina académica. Esto alivia el estrés acumulado por las clases. El otro componente de las aulas modernas es la “predisposición tecnológica”. ¿En qué consiste? En la adaptación de las aulas para integrar múltiples herramientas tecnológicas tales como: Pizarras electrónicas Amplificadores de WiFi Cargadores de móviles Los entornos digitales tienen efectos directos en la calidad del aprendizaje y la enseñanza, tal como lo señala un estudio de la Universidad de Nápoles Federico II (Italia). Por ende, las aulas modernas deben amalgamar los espacios físicos y digitales si se quiere mejorar los resultados académicos. En 2016, un informe de la European Schoolnet indicó que la tecnología en las aulas mejora las relaciones entre los estudiantes y facilita la dinámica de las clases. Señaló además que entre los instrumentos que se deben incluir en las aulas están las pizarras táctiles, las tarjetas inteligentes, los amplificadores de internet y los ordenadores.  Los salones modernos ya no pueden diseñarse con los mismos criterios de hace siglos. Estudios arquitectónicos, pedagógicos y sociológicos concuerdan en que se deben crear entornos dinámicos para mejorar el rendimiento de los estudiantes.  Los salones de vanguardia podrán contribuir al mejoramiento académico, emocional e intelectual de los estudiantes si cuentan con cromatismos e iluminación, una distribución estratégica de objetos y espacios y ambientes lúdicos y tecnológicos.  Estas novedosas propuestas de diseños y tecnologías deben ir a la par de actualizaciones en

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