Salones modernos: cómo influye el diseño en el rendimiento académico

Un diseño moderno del salón de clases puede mejorar el rendimiento académico hasta un 25%, indican la página web especializada en educación Flocabulary.com y la Universidad de Salford (Inglaterra).

En el área de la pedagogía se buscan constantemente herramientas para potenciar el rendimiento de los alumnos. Tradicionalmente, estas herramientas han servido para mejorar actividades como programar exámenes, mejorar los métodos de enseñanza y recompensar las altas calificaciones, entre otras. 

Ahora bien, varias investigaciones han demostrado que el diseño de las aulas también tiene un papel crucial en el rendimiento de los estudiantes. En efecto, los estudiantes de diferentes niveles educativos se desempeñan mejor cuando sus salones poseen:

  • Cromatismo motivador
  • Objetos estratégicamente distribuidos 
  • Acceso a entretenimiento y tecnología

Todo ello acompañado de “innovadores programas de formación educativa que amalgaman la infraestructura y el mobiliario con las necesidades de cada grupo académico”, precisa Ángela Meneses, arquitecta y socia directora de AEI Spaces. 

El cromatismo motivador en las aulas

La paleta de colores de los salones influye en el comportamiento de los estudiantes, indica un estudio de la Universidad Creighton (Estados Unidos). Así, los colores ‘frescos’ (celestes, amarillos, verdes claros) producen sensación de libertad y buen humor. 

Estos resultados concuerdan con el estudio que la Universidad de Salford (Inglaterra) efectuó en 2017 sobre la relación entre el diseño de las aulas y el rendimiento académico. Los resultados mostraron que el cambio de ciertas condiciones del salón, como los colores y la iluminación, mejoran hasta un 25% el rendimiento académico.

Pero si un espacio no está bien iluminado, los beneficios de los colores ‘frescos’ no serían de consideración. Esta idea también la sostiene la plataforma especializada en educación SteelCase Education: la luz natural en los salones produce efectos psicológicos y físicos positivos en los alumnos. 

Redistribución de espacios y objetos

En un salón hay objetos indispensables para las actividades académicas: pupitres, pizarras, proyectores, etc. Su distribución clásica es el docente en un extremo del salón y los estudiantes en pupitres alineados en filas. Lo que se suele ignorar es que ese orden puede convertirse en un factor desmotivador para el aprendizaje. 

Sin embargo, las aulas modernas ya no pueden tener la misma infraestructura que hace un siglo: una distribución arcaica de objetos y espacios tiene repercusiones negativas en el aprendizaje. Así lo indicó en 2019 la plataforma Universita.net, a partir de las investigaciones que las universidades de Washington y California Berkeley (Estados Unidos) realizaron sobre este tema. 

En su lugar, un aula moderna debe ser espaciosa; los pupitres, las pizarras y otros elementos no deben estar excesivamente juntos y dar la sensación de agobio. 

Al respecto, en una entrevista publicada en el sitio web de Fundación Telefónica, expertos en arquitectura de la Universidad CEU (España) cuestionaron la distribución tradicional de los objetos en los salones. Las aulas cerradas con pupitres y pizarras atornilladas solo promueven la lección magistral y dificultan la interacción entre estudiantes y docentes.

“Las aulas tradicionales fueron hechas para priorizar la unilateralidad de la enseñanza magistral. Perjudican la interacción y una posible educación más personalizada”, resalta la arquitecta Meneses. 

La Universidad de Holanda es un ejemplo contrario a la distribución tradicional. Gracias a su estratégico diseño que prioriza los ambientes abiertos, se puede experimentar con nuevas formas de ordenar el mobiliario. En lo que respecta a sus aulas, habitualmente se reorganizan los pupitres y se incluyen sofás que brindan comodidad de alumnos y profesores. 

Además, estos espacios abiertos en zonas comunes pueden mejorarse con elementos biofílicos (pequeños jardines, mini huertas, macetas, etc.), afirma la arquitecta Meneses. 

Salones lúdicos y con predisposición tecnológica

Los salones modernos son espacios lúdicos y tecnológicos. 

Un salón lúdico posee mobiliario con el que los alumnos y profesores pueden realizar actividades de innovación, creatividad y desconexión. Estos elementos (muebles, sofás, toboganes, entre otros) contribuyen a que, mediante la recreación y el descanso, se potencien la enseñanza y el aprendizaje.

Tales criterios los pone en práctica la red de escuelas de la Fundació Jesuïtes Educació, en Cataluña (España), cuyas aulas poseen coloridos pupitres y sofás para leer; también objetos como juguetes de madera y peluches, que impulsan nuevas maneras de aprender.

Además, los centros educativos pueden convertir los espacios lúdicos en extensiones del aula, observa Meneses. “Los polideportivos, los parques infantiles, así como las zonas comunes, las plazas y las escaleras, podrían dejar de ser simples espacios de entretenimiento o de tránsito: se convertirían en áreas acondicionadas para un aprendizaje dinámico”, señala. 

La Universidad Tecnológica de Múnich (Alemania) ha llevado adelante proyectos semejantes. En sus ambientes suele haber toboganes y mullidos sofás para que los docentes y los alumnos tengan pequeños momentos de desconexión en medio de la rutina académica. Esto alivia el estrés acumulado por las clases.

El otro componente de las aulas modernas es la “predisposición tecnológica”. ¿En qué consiste? En la adaptación de las aulas para integrar múltiples herramientas tecnológicas tales como:

  • Pizarras electrónicas
  • Amplificadores de WiFi
  • Cargadores de móviles

Los entornos digitales tienen efectos directos en la calidad del aprendizaje y la enseñanza, tal como lo señala un estudio de la Universidad de Nápoles Federico II (Italia). Por ende, las aulas modernas deben amalgamar los espacios físicos y digitales si se quiere mejorar los resultados académicos.

En 2016, un informe de la European Schoolnet indicó que la tecnología en las aulas mejora las relaciones entre los estudiantes y facilita la dinámica de las clases. Señaló además que entre los instrumentos que se deben incluir en las aulas están las pizarras táctiles, las tarjetas inteligentes, los amplificadores de internet y los ordenadores. 

Los salones modernos ya no pueden diseñarse con los mismos criterios de hace siglos. Estudios arquitectónicos, pedagógicos y sociológicos concuerdan en que se deben crear entornos dinámicos para mejorar el rendimiento de los estudiantes. 

Los salones de vanguardia podrán contribuir al mejoramiento académico, emocional e intelectual de los estudiantes si cuentan con cromatismos e iluminación, una distribución estratégica de objetos y espacios y ambientes lúdicos y tecnológicos. 

Estas novedosas propuestas de diseños y tecnologías deben ir a la par de actualizaciones en los modelos educativos. Un ejemplo al respecto son los programas estructurales que adopta las escuelas de la Fundació Jesuïtes Educació. 

Puntos principales del contenido (5 puntos):

  • Estudios arquitectónicos, pedagógicos y sociológicos han señalado la importancia del diseño arquitectónico para que los salones de clases mejoren el rendimiento académico.
  • La paleta de colores de un salón es crucial para estimular la creatividad y el buen humor en los estudiantes. Los expertos recomiendan un cromatismo ‘fresco’ en el que predominen los celestes, amarillos y verdes claros. 
  • La distribución de los objetos y los espacios del salón pueden estimular o desmotivar a los estudiantes. Por ende, los especialistas recomiendan que las aulas se construyan con vistas a entornos abiertos y entrada de luz natural.
  • Los salones lúdicos aportan elementos que entretienen y desestresan a estudiantes y profesores. Algunos de estos elementos son sofás, toboganes, almohadas, etc. 
  • Los salones con predisposición a la tecnología incluyen instrumentos tecnológicos que propician el aprendizaje. Algunos de estos instrumentos son pizarras digitales, amplificadores de WiFi y ordenadores. 

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